El hambre, arma de destrucción masiva.

El hambre, arma de destrucción masiva.

Cuesta pensar en un saco de arroz como un elemento mortífero. O en bidones de agua como granadas esperando ser activadas. La guerra, sin embargo, tiene mucho que ver con la comida. O, mejor dicho, con la falta de ella. El hambre es causa y consecuencia de enfrentamientos y, en suma, provoca una inseparable espiral de desnutrición y violencia. El año pasado el número de hambrientos crecía por primera vez desde 2003: 815 millones de personas no comen lo suficiente. Y entre ellas, seis de cada 10 están en países afectados por conflictos. De los 155 millones de niños y niñas desnutridos, 122 millones sufren los impactos de la guerra.

 Una mujer prepara la comida a las afueras de Damasco (Siria).

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